•Altos niveles de estrés
•El consumo de fitoestrógenos, estrógenos vegetales naturales que se encuentran en los productos de soja
•La exposición a toxinas, contaminantes y sustancias químicas que alteran el sistema endocrino, como los pesticidas y los herbicidas
•Diabetes de tipo 1 y 2
•Hiperglucemia (sobreproducción de glucagón)
•Hipoglucemia (se produce más insulina que glucosa en la sangre)
•Una tiroides poco activa (hipotiroidismo)
•Tiroides hiperactivo (hipertiroidismo)
•Sobreproducción o infraproducción de la hormona paratiroidea
•Mala alimentación y nutrición
•Sobrepeso
•Medicamentos de sustitución hormonal o anticonceptivos
•Abuso de medicamentos anabolizantes
•Síndrome de Cushing (niveles elevados de la hormona cortisol)
•Enfermedad de Addison (niveles bajos de cortisol y aldosterona)
•Cánceres que afectan a las glándulas endocrinas
•Tumores hipofisarios
•Quimioterapia y radioterapia
•Deficiencia de yodo (bocio)
•Análisis de sangre, saliva y orina
•Resonancia magnética
•Biopsia
•Ecografía
•Examen pélvico
•Recuento de esperma
•Radiografía
•Escáner de tiroides
•Nueces
•Salmón
•Atún
•Huevos
•Sardinas
•Ostras
•Cereales integrales
•Fruta
•Verduras
•Frijoles
•Frutos secos
•Semillas
•Nueces de Brasil, atún, cangrejo y langosta para obtener suficiente selenio.
•La leche, los huevos, el salmón y las setas para obtener suficiente vitamina D.
•La carne, los productos lácteos y los cereales fortificados para satisfacer las necesidades diarias de vitamina B12.
•Yodo (difícil de obtener sin suplementos)